El espejo de las Musas: El arte de la descripción en la Ilíada y Odisea

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INTRODUCCIÓN

La frase de Horacio Ut Pictura Poesis ha estado en el centro de la discusión sobre la interdisciplinariedad de las artes. En el Renacimiento se tradujo con la frase “la pintura es como la poesía”, y posteriormente se consolidó en el concepto “así como en pintura, así también en poesía”, y han existido opositores y benefactores de esta relación.

Este parentesco sin duda nos lleva a considerar las teorías sobre la funcionalidad del arte en Grecia antigua y el concepto de mímesis. Los griegos no poseían una palabra para denotar las actividades que nosotros llamamos “arte”. Techne se utiliza para referirse tanto a la poesía y la pintura como a la carpintería, la hechura de cosas como embarcaciones o zapatos. Es decir no existía distinción entre la manufactura y las artes más elevadas. Igualmente, tampoco se tenía la noción del arte por el arte, sino que las manifestaciones estéticas tenían una clara función social. Platón y Aristóteles trataron de darle explicación a la naturaleza de la artes, el término mímesis indica una relación entre algo que es y algo que se hace para representarlo. Sin embargo es un término complejo de traducir y tiene múltiples formas de ser entendido, algunas veces se traduce por “imitar”, “copiar” y otras veces por “representar”; en el mismo Platón existen connotaciones ambivalentes sobre si la actividad de mímesis es buena o mala e inclusive muchos han notado la paradoja que Platón quien condena a la poesía y la exilia de su Estado Ideal, a su vez usa las técnicas de la mímesis para la realización de su obra [3] . Tomando a la pintura como paradigma, en la Teoría Platónica sobre las Formas, Socrates argumenta que el pintor es como alguien que toma un espejo para reflejar objetos, los cuales son menos reales que las formas del mundo sensible. Al igual que los pintores, los poetas son imitadores que están también destinados a hacer imitaciones ficticias de la realidad (596d8-e6). En el Ión, Platón expone la idea de que los poetas hablan con maestría de actividades que no conocen, como de asuntos militares sin ser estrategas, de carreras de carros y caballos sin ser aurigas, y en este aspecto son copistas e imitadores vanos de la realidad (540e-541b). La poética de Aristóteles expresa que existe, en tanto que mímesis, una relación cercana entre la poesía y la pintura en la medida en que ambas conforman su universo artístico a través del proceso de hacer imágenes (I. 144ª 19) Aunque Aristóteles no explica las múltiples formas en que usa la palabra mímesis, ésta sin embargo no quiere decir una copia mecánica, ni se restringe a ser una experiencia estética, por el contrario considera que percibir semejanzas y trabajar por construirlas resulta una actividad arraigada a la naturaleza humana porque satisface el deseo natural del hombre por aprender. Longino expone que una de las formas para alcanzar lo sublime es a través de la phantasia, o visualización, que se logra cuando quien habla puede describir una escena tan vivamente que puede ser puesta ante los ojos de la audiencia. Longino aquí no distingue entre poesía y oratoria: el poeta trata de sorprender con descripciones que van más allá de la credibilidad, y la meta del orador es crear una descripción realista y vívida, es decir en ambos casos se trata de crear un efecto sobrecogedor en la audiencia y despertar las emociones [4] .

Es una posición general entre los arqueólogos modernos negar que la evidencia material puede ser interpretada a la luz de los testimonios literarios. A pesar de que existió un gran entusiasmo a raíz de los descubrimientos de Micenas y Troya, pronto se puso en tela de juicio la relación de éstos con los poemas. De hecho muchos departamentos de arqueología en las Universidades Europeas se separaron tajantemente de los departamentos de literatura e incluso se cambiaron de edificación. Adicionalmente, el trabajo de la arqueología al estar impregnado mucho más claramente de un quehacer científico alcanzó a colocar en la cima académica, en la modernidad, al estudio de la cultura material, dejando de lado que en la antigüedad tuvo supremacía el lenguaje en sus diferentes manifestaciones, poesía, prosa, oratoria y retórica. Uno de los aspectos problemáticos considerado por la investigación histórica y la arqueología es el tema de que los objetos resultados de écfrasis son objetos ficticios que no tienen un correlato material, y por lo tanto no pueden ser comparados con prototipos concretos. Snodgrass [5] de hecho considera que no existe relación entre la écfrasis y la pintura, o en otras palabras, entre Homero y los artistas: “los innumerables retratos de escenas legendarias, muchos de los cuales se refieren a la saga de Troya y en particular a la Ilíada y la Odisea, fueron de hecho muy rara vez o nunca inspirados por los poemas homéricos”. Su argumento, que por lo demás es impopular entre los homeristas, se basa en mostrar que las representaciones pictóricas aunque aluden a los mismos temas cuentan la misma historia de modo diverso. Así, en su crítica por ejemplo al famoso vaso del Pintor de Laconia acerca del encuentro de los compañeros de Odiseo con Circe, Snodgrass, dice que según su parecer, la historia del vaso narra aspectos que no están considerados en la historia de la Odisea. Snodgrass enfatiza de sobremanera el detalle de la historia literaria y su diferencia con el correlato pictórico, olvidando que en la tradición oral existen muchas formas también de contar la misma historia, y esto no significa que cada historia está desligada de la otra, simplemente hay que entender que todas esas historias se nutren de una tradición común.

Si consideramos écfrasis como poesía icónica y más aún como un precedente de lo que en tiempos modernos se denomina concrete poetry, entonces debemos proseguir en el sentido de la teoría literaria antigua, en la cual las descripciones extensas y precisas son parte de la misma clase de discurso que no diferencia entre lo ficticio y lo real. Écfrasis es el modo de alcanzar verosimilitud a través de enargeia, cuya meta es inducir al oyente a visualizar una obra de arte. De manera que cada oyente antiguo de estas descripciones imaginaba un objeto según su experiencia o su familiaridad con objetos contemporáneos populares, y no necesariamente lo relacionaba con un prototipo específico. Por esta razón el valor de la écfrasis no puede ser disminuido por su carácter ficticio.

Este libro desarrolla el concepto de écfrasis enfatizando el rol de la descripción dentro de la concepción oral de la poesía, es decir, propone poner de manifiesto la relación que existe entre la écfrasis y el lenguaje formulario y no formulario que constituye la épica. Comúnmente el tema de la descripción se ha asociado al desarrollo de la novela, sobretodo en los estudios sobre literatura romana. Se piensa que la descripción detiene la línea de las acciones y se dice que cada vez que Homero quiere enfatizar algo de la trama, la detiene, e introduce una descripción con el fin de retardar la acción y crear suspenso. Por el contrario, la propuesta de esta investigación es demostrar que la descripción tiene una relación a fondo con el contexto en que aparece, que es un recurso narrativo que ilumina el contexto y que posee relaciones explícitas, y en menos ocasiones, implícitas con el ambiente del poema y con la propia trama.

Footnotes

[ back ] 1. Lessing (1766) 114-121

[ back ] 2. Hagstrum(1958)

[ back ] 3. Nussbaum (1986) 122-129

[ back ] 4. Sobre la crítica literaria antigua ver Murray (2000) vii-ixiv

[ back ] 5. Snodgrass (1988) 58

[ back ] 6. Winsor Leach (1988) 3-24

[ back ] 7. Hagstrum (1958)12

[ back ] 8. Gombrich (1974) 116-145

[ back ] 9. Lessing (1766) 61

[ back ] 10. Hagstrum (1958) 21

[ back ] 11. Gombrich (1974) 129-131

[ back ] 12. Goldhill y Osborne (1994) 6-7

[ back ] 13. Para las traducciones al español de la Iliada y la Odisea he seguido las traducciones de editorial Gredos.